Las peleas en el bar Tubos (La Madrila) se producen a diario. Vean como el sujeto da una patada al retrovisor del coche rojo y otra al del coche blanco. Cuando escuchan la sirena de los vehículos policiales, se callan y desaparecen. Posteriormente una de las individuas les dirá a la Policía que es que se ha caido el "chico" y le ha dado sin querer al espejo. Es curiosa la frase que repite el energúmeno en cuestión: "a mí no me contesta ni mi padre".
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